Mi hijo no habla ¿cómo puedo ayudarlo?

Hace ya algunos años que pasaron desde que escribí esta nota para lo que fue en su momento Disney Babble. Pero, a pesar del paso del tiempo, aún hoy me siguen escribiendo por ella.

Así que, hoy les comparto nuevamente mi experiencia personal donde además les comparto algunos tips que aprendí y que difícilmente encuentren en internet para ayudar a nuestros hijos cuando no hablan acorde a su edad.

La maternidad es un aprendizaje y de eso no hay dudas, pero a veces como madre y sobre todo con nuestro primer hijo, no sabemos como reaccionar ante ciertos acontecimientos. Cuando mi hijo mayor tenía dos años, él ya concurría a la guardería y de pronto empecé a notar que muchos de sus compañeritos incorporaban vocabulario pero él no, eran muy poquitas las palabras que pronunciaba y casi todo lo pedía señalándolo. 

Pasaron los meses y el tema nos empezaba a preocupar, pero lamentablemente me dejé llevar por los comentarios de la gente que me rodeaba, que me decía “quedate tranquila, ya va a hablar”. Yo sabía que algo no andaba bien, pero por dentro pensaba que por ahí solo era idea mía o de mi marido.

Cuando mi hijo tenía ya 2 años y 9 meses no podía pronunciar una palabra tan simple como “cama” y decidimos primero consultar con nuestra pediatra, que fue quién nos derivo a una fonoaudióloga. Agradezco infinitamente haber recurrido a esta especialista que hizo un trabajo muy arduo y excelente durante 3 años aproximadamente pero que hoy la gente me dice “que bien habla tu hijo, ¡impresionante!”. Resultó que luego de un examen que le realizó, él tenía un “retraso del lenguaje”.

Con ella aprendimos que cometíamos un error muy común, que era hacerles preguntas donde solo debía contestar “sí” o “no” (ejemplo: ¿querés una galletita? sí, ¿querés jugar con la pelota? no). En su lugar nos explicó que tratemos de armar una conversación donde él se vea obligado a utilizar otras palabras. Ella nos decía que 

“Al ser la familia un referente fundamental en los primeros años, los niños aprenden de lo que sus padres y abuelos dicen y de qué manera, cómo se comunican desde los gestos y las miradas, las mímicas, las frases. Es importante la calidad del vínculo comunicativo.”

Y a medida que mi hijo iba a sus sesiones con ella semanalmente, nos fue guiando para que podamos ayudarlo con algunos ejercicios que debíamos practicar en casa. En su generosidad infinita, Adriana me envío algunos de ellos para compartir con todas ustedes:

EJERCICIOS DE RESPIRACION Y SOPLO
  • Jugar a reconocer la nariz propia (tocarla suavemente, vivenciar que tiene dos agujeritos, que si coloco las manos debajo de ellos sale “aire calentito”).
  • Con los dedos índices de las manos tapar las narinas (agujeritos) alternativamente.
  • Jugar a soplar diferentes objetos, previa toma de aire por la nariz. Pueden utilizarse desde los más livianos como papeles de tamaño pequeño, pelotas de telgopor pequeñas e ir paulatinamente aumentando el peso del objeto elegido (juguetes de cotillón como silbatos, globos, molinetes de viento), para culminar con pelotas de plástico, madera o de telgopor de gran tamaño. Las mismas se colocan sobre una mesa y la idea es proponerle  al niño competir para ver cuál es la pelota que llega más rápido del otro lado de la mesa. 
  • Jugar a soplar velas de verdad, siempre bajo la vista o supervisión  de un adulto.

DESARROLLO DE LA PERCEPCION AUDITIVA
  • Jugar a adivinar ruidos y sonidos espontáneos y programados (sonidos de la casa como al agua de la canilla, del inodoro al apretar el botón, de una silla que se corre, de la radio, del timbre de la casa, de una ventana que se cierra, de los electrodomésticos; sonidos del medio ambiente como la lluvia, el viento, los truenos, las bocinas de autos y/o colectivos; sonidos producidos por nuestro cuerpo como llorar, reír, hablar, cantar, silbar, hacer palmas, zapatear, etc; sonidos de instrumentos musicales como maracas, silbatos, cascabeles, tambores, xilofón, triángulos, raspadores, etc. Trabajarlos inicialmente con control visual (lo veo y lo escucho) y paulatinamente eliminar el control visual y al escucharlo preguntar: ¿Qué sonido escuchaste? dándole la posibilidad de que adivine e incluso imite lo oído.
  • Imitar sonidos onomatopéyicos de animales (guau guau para el perro, miau para el gato, cuá cuá para el pato, cocorocó para la gallina, kikiriki para el gallo, grgrgrgr para el león, etc). Se puede trabajar con tarjetas de dibujos de los animales puestas boca abajo sobre la mesa y al levantarla hay que decir el nombre y el sonido correspondiente. Es necesario variar los roles, es decir, no siempre es el niño el que elige e imita, es la realización de la misma tarea por parte del adulto (padre, madre, tutora, niñera, abuelos, etc) la que facilitará el vínculo comunicativo y el placer por lo lúdico.
  • Jugar a escuchar e identificar sonidos producidos por diferentes instrumentos musicales colocados sobre la mesa. Luego el niño debe girar y sin ver el instrumento adivinar cual hizo sonar el adulto, intercambiar los roles (niño hace sonar y adulto adivina), de esta manera se va complejizando la tarea al tener que adivinar primero uno, luego dos, tres, cuatro y hasta donde se logre adivinar, siempre sin control visual.

DESARROLLO DE LOS ORGANOS ARTICULATORIOS 
Practicar ejercicios labiales y linguales para mejorar la movilidad y el tono muscular, tales como:
  • Entrar y sacar la lengua fuera de la boca.
  • Lateralizar la lengua hacia las comisuras labiales (costados).
  • Realizar chasquido con la lengua.
  • Empujar con la punta de la lengua sobre la cara interna de las mejillas, como si fuera un caramelo.
  • Hacer una trompa con los labios extendidos hacia adelante y luego una sonrisa, combinarlos.
  • Hacer vibrar los labios como si intentara hacer arrancar un auto.
  • Inflar las mejillas con aire y mantenerlas así unos segundos, luego aflojar y descansar, para intentarlo una vez más.

JUEGOS DE EXPRESION
  • Reconocer objetos cotidianos (pelota, auto, tren, moto, muñeca, etc) mirándolos y nombrándolos; luego se pueden guardar dentro de una bolsa donde no se vean y jugar a sacar uno y adivinar cuál es con los ojos cerrados. A medida que se incremente el vocabulario, ir incorporando palabras con características propias (color, forma, tamaño, longitudes), dando pistas verbales sin control visual para que sea como una adivinanza. También se pueden emplear tarjetas con dibujos, y que no sea el objeto concreto.
  • Jugar a imitar oficios y profesiones y conversar sobre los mismos, dándoles características.
  • Fomentar juegos creativos, con o sin disfraces, haciendo posible la invención o narración de cuentos.
  • Pedirle que nos ayude a realizar alguna actividad cotidiana, como por ejemplo cocinar e ir describiendo paulatinamente cada una de las acciones consecutivas (por ej: Buscamos las papas y el pelapapas, las lavamos, cerramos la canilla, comenzamos a pelarlas, las cortamos en cuadrados, las colocamos en el agua que ya está caliente, etc).
  • Jugar a dramatizar y narrar procesos diarios vividos, por ej. “La historia de un día en su vida”, donde se narran las acciones secuenciadas de todo lo que realiza el niño desde que se despierta hasta que se duerme por la noche.

DESARROLLO DE LA CAPACIDAD DE LENGUAJE COMPRENSIVO
  • Usar objetos familiares inicialmente y jugar a ser capaces de seleccionar uno dentro de un conjunto, es decir se colocan tres o cuatro objetos sobre la mesa y se le pide que nos entregue uno. Ir variando las posiciones y los objetos mismos. Se puede ir complejizando usando tarjetas con dibujos (una manzana, un pan, una silla, una mesa, una computadora, etc), en donde se piden cada vez mayor cantidad de tarjetas para la entrega.
  • La misma actividad planteada anteriormente se puede hacer con tarjetas de personas que están realizando diferentes acciones (por ej: una mujer nadando, un niño durmiendo, un abuelo leyendo, una mamá mirando televisión, etc.).
  • Jugar a identificar absurdos verbales (cosas absurdas), por ejemplo preguntarle al niño o niña: ¿Las vacas vuelan?, ¿Una hormiga puede volar?, ¿Un bebé chiquito puede trabajar?, etc. Inventar situaciones que  permitan que el niño tenga que pensar las respuestas y completarlas con la información certera o correcta.
  • Proponerle diferentes situaciones que se complejizan y debe buscar una respuesta para solucionar el problema o conflicto planteado, por ej, -Si querés ir al cine y está lloviendo, ¿qué tenés que hacer?;  - si ves que se incendia la panadería de tu barrio, ¿qué tenés que hacer?; - si tenés sed, ¿qué tenés que hacer?. De esta manera vamos favoreciendo diferentes situaciones en donde se entremezclan lenguaje y pensamiento.

Y les comparto por último su consejo como profesional:

“Tener en cuenta que los niños necesitan de nuestro contacto, de nuestra mirada, de nuestra escucha atenta hacia ellos, de nuestras respuestas, de poder jugar con ellos aunque sea quince minutos al día. Este vínculo que se va creando entre ambos es el facilitador para que el lenguaje aparezca y evolucione paulatinamente.
Cuando se tiene la duda o incertidumbre de que pudiera existir alguna dificultad para la adquisición del mismo, es conveniente consultar cuanto antes con un profesional Fonoaudiólogo/a, que son las personas capacitadas para identificar algún Retraso o Trastorno del Lenguaje.”



Especialista consultada: Adriana Garcia | Fonoaudióloga – MP 2052 | Maestra Especializada en Educación Primaria
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